Acababa de dormirme y me encontré en un cafetín moruno ....
¡ Alli estaba mi pesadilla ! : sentado en un puff , informe y malcubierto de unos harapos que , colegí, debieron ser una xilaba; sobre su cabeza un fez -que alguna vez fuera rojo - en cuyo frontal de adivinaba una estrella de cuatro puntas sobre dos bastones cruzados ( general ) y el escudo de los Regulares ....
Me quedé , paralizado , en medio de la sala sin saber que hacer y mirando embobado aquella figura (grotesca si no fuera porque resultaba terrorífica en su fealdad ) hasta que sonó la voz atiplada
¡ Buenas noches , caballerete !
¡ Buenas - sotovoce - lo serán para ti ! .... ¡ Buenas !- en voz alta - , Sr. Franco ....
No recordaba la cita comprometida ...
Pues si , si la recordaba . Y para mi mala suerte , aquí estamos ...
Bueno, bueno ..... ¡ Siéntese ! - me ordenó más que pidió mientras hacía una seña a los espectros presentes ordenándoles que se esfumaran -.
Veamos ... la regla ,taxativa , que regirá nuestras conversaciones es muy simple : hablaré yo y tu podrás hacer preguntas en relación con con lo que , yo , diga . Preguntas a las que responderé cuando lo estime oportuno . ¿Enterado ?
Si, Sr. Franco , pero creo que ....
¡Tu no crees nada ! : aquí quien manda soy yo .... (Esto lo dice mientras se recoloca la faja , acomodándola a su abultado vientre , y se retrepa en su asiento )
Empecemos por un resumen de mi vida ....
Mi infancia y juventud (esas vivencias son la clave para entender el desarrollo de la personalidad de cualquier ser humano ) fue una continua desgracia : mi padre era contador de la Armada - ¡ un crápula que nos abandonó ! - y mi madre una pobre mujer de provincias que pasó las de Caín ...
De niño y adolescente tuve que conformarme con un cuerpo desmadrado - mi talla nunca pasó de un metro sesenta y cuatro centímetros - consecuencia de la malnutrición .
¿ ....... ?
¿Le asombra a Vd. ? . Pues sepa que pasábamos hambre . Un hambre que mi madre procuraba ocultar como si de un delito se tratara : hambre vergonzante . Y a eso se añadía que mi padre nos abandonó , como he dicho , marchándose a Madrid y formando otra "familia " .
¡ Imagínese la vergüenza ! . Por el hambre y por el abandono : El Ferrol era como un cuartel y todos nos conocíamos ....
¡ Mire ! , mire las fotografias de mi infancia y pubertad ... Si se fija bien , vera en ellas el reflejo del pasmo en esos ojos hundidos ; fíjate en lo escuálido de mis mejillas ...
Es estupor lo que se trasluce de mi expresión ...
¿ Miedo ? . ¿Tristeza ? ..... No , ¡ estupor ! .
Quise seguir los pasos de mi abuelo Francisco y de mi padre .... pero alanzando mayores y mejores metas : ¡ llegaría a Almirante ! . Pero me cerraron la Escuela Naval y fui a parar a "tierra " : ingresé en Infantería ya que la calificación que obtuve en el examen de ingreso en la Academia fue más que mediocre (en realidad nunca fui un lumbre ras) : obtuve el número 251 de la promoción de 1907 entre ... 312 cadetes .
Como te he dicho , pasé hambre y vergüenza en la niñez y pubertad , pero me había jurado que llegaría lejos . ¡ Costara lo que costara ! ..
Me sabía una mediocridad , y por eso desarrollé la constancia de una mula ( ha habido un escritor que dejó escrito que , yo , tenía la tenacidad de la liendre de la ladilla : me agarraba a cualquier conquista y no la soltaba hasta alcanzar otra . Y así sucesívamente .... )
Mi obsesión , desde siempre , fue llegar a lo más alto, a la cumbre de la milicia,: ¡ al poder ! .
Para lograr cumplir mis ambiciones era preciso llevar una vida ejemplar (en apariencia al menos ) : mucha disciplina , cumplimiento escrupulolso de las Ordenanzas y fidelidad - perruna si era preciso - a los superiores ...
¡ Ese, y no otro, era el camino ! : ambición de poder , prisa por obtener el bastón del generalato que me libraría de la mediocridad a la que parecía estar predestinado como el resto de mis compañeros de milicia : un militarote embrutecido , asiduo de cantinas y casinos militares , en cualquier guarnición de provincias o de las colonias ... a la espera de que corriera el escalafón para ascender .
¡ No ! , yo no quería eso y tenia que lograr evadirme de ese destino : si para ello tenía que sacrificar la vida de los hombres bajo mi mando en aquellas , demenciales , campañas africanas , lo haría. Lo único que debería importarme era los ascensos rápidos y no el número de bajas entre mis soldados .
Y fueron cientos , miles , cientos de miles : toda mi astucia , mi genialidad -en la época africana y en la Península - no fue otra que saber auparme sobre un montón de cadáveres .
¿ Mi famosa baraka ? : el autoconvencimiento de que me la jugaba ( aunque fuera impostáda mente ) o .....
Como ya veremos , la sangre de los demás fue la gasolina que impulsaba el motor que me llevaría a lo más alto ....
Esta última frase la espetó ya desde la neblina sulfurosa ....
miércoles, 25 de enero de 2017
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